Los directores Richard Glatzer y Wash
Westmoreland, después de los films "Quinceañera" y "La
última aventura de Robin Hood", dirigen otro drama intimista,
pero esta vez de calado más hondo. Se trata de "Still Alice",
cuyo matiz de significado "todavía" es más acertado que
el del título en español, pues cuenta la historia de una mujer
adulta, profesora de lingüística que paulatina pero
inexorablemente, descubre que padece Alzheimer precoz. La película
habla del proceso interior de quien tiene la enfermedad pero también
de su relación con la familia. La realización es delicada, intenta
no caer en excesos sentimentales propios de un telefilm (aunque su
aspecto no ayuda a eso) pero a veces no lo consigue. Hay otras buenas
películas sobre esta enfermedad como "Lejos de ella" de
Sarah Polley, con una nominada al Oscar Julie Christie, pero si
destaca este estreno es principalmente por la inmensa interpretación
de Julianne Moore. Es difícil hacer ver a los demás cómo uno va
perdiendo su identidad y los recuerdos pero la actriz lo consigue, en
una de sus mejores actuaciones que, en su andadura exitosa en forma
de premios seguramente se alzará con el Oscar tras cuatro
nominaciones. Pero además está bien acompañada por su esposo e
hija en la ficción Alec Baldwin y Kristen Stewart, que tras la saga
"Crepúsculo" y en films como éste o "Sils Maria"
de Olivier Assayas va demostrando ser una buena intérprete. Aunque
no es una gran película, sólo por la labor de Moore vale la pena
ver este film en estas semanas de estrenos con sabor a Oscar.
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