Uno
de los estrenos más esperados del año es la última maravilla de
Disney-Pixar, dirigida por Pete Docter, que hace unos años ya
realizó una obra maestra "Up". Después de que la factoría
realizase estupendos films de animación como "Brave" pero
sin llegar a las escelentes "Wall E" o "Toy story 3",
"Inside out" da un paso más allá. Tras disfrutar con
juguetes o robots ahora podemos ver lo que ocurre dentro de la mente
de una niña que pasa a estar feliz en Minnesota con sus padres a
mudarse a un piso gris en San Francisco y su paso a la adolescencia.
Los niños podrán pasárselo bien con la historia de la niña,
Riley, al mismo tiempo que vemos las cinco emociones que la mueven:
la principal, Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco. Pero también
los adultos pueden apreciar el interior de la mente, la sintonía con
la emoción Tristeza, que nos da el mensaje que a veces para ser
feliz hay que pasar por estar triste y que es mejor estar triste que
no sentir nada, o el gracioso personaje del animal imaginario.
Además, el momento en que vemos a personajes bidimensionales y
minimalistas es sorprendente y añade apuntes del control de las mentes de otros personajes. La película cuenta de manera sencilla
un argumento complejo, escrita por Michael Arndt a partir de una
historia del director que se le ocurrió gracias a su propia hija. Es
muy entretenida, original, imaginativa, nunca baja el ritmo y
consigue emocionarnos con sus personajes. También es inteligente, y
demuestra que a veces en la animación se puede arriesgar y ser más
valiente, haciendo productos menos convencionales que films de
Hollywood de ficción. Se erige como una de las grandes obras de su
productora y tiene muchas posibilidades de llevarse el Oscar e
incluso de estar nominada como mejor película del año. Junto con el
estimable cortometraje "Lava" que cuenta la historia de
amor entre dos volcanes, vale la pena pagar la entrada de cine para
ver una de las mejores películas de este año.
Valoración:
9
Lo mejor: la unión de la concepción de la mente y
los personajes de la emociones con emocionar al espectador.
Lo peor: que haya espectadores adultos que sólo
se queden en la superficie y vean simplemente lo que pueden ver los
niños.
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