martes, 12 de diciembre de 2017

El sacrificio de un cuervo sagrado * * * *



No se puede escapar del fatal destino

El cine del griego Yorgos Lanthimos habitualmente se ha movido en premisas absurdas en estricto sentido de realismo como en "Canino" (el film por el que fue conocido internacionalmente) y su anterior película "Langosta", una coproducción europea con actores internacionales, pero si uno entra en su mundo puede quedar hipnotizado. Su último trabajo sigue estos parámetros con la historia de Steven, un eminente cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos, Kim y Bob. Cuando Steven entabla amistad con Martin, un chico de dieciséis años huérfano de padre, a quien decide proteger, los hechos dan un giro siniestro. Steven tiene que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo todo. Con un título que hace referencia al relato trágico de Ifigenia, este es un inquietante y perturbador thriller de venganza familiar con toques surrealistas realizado con frialdad en los escenarios tanto del hospital como de la casa de la familia central, con imágenes provocativas (como la del órgano vital del inicio). El director consigue interpretaciones extrañas para bien de actores tan conocidos como Colin Farrell (al que le sienta bien el cine de autor y que ya protagonizó "Langosta") y Nicole Kidman, en su mejor etapa de madurez de su carrera y que recuerda al film que protagonizó "Eyes wide shut". De hecho, los movimientos de cámara en los pasillos recuerdan al estilo de Stanley Kubrick, una grata influencia en Lanthimos. La sorpresa actoral la da el joven Barry Keoghan (visto hace poco en "Dunkerque" y que se parece al actor Tye Sheridan)  como Martin, en un papel oscuro que se mide bien con Farrell o Kidman. También hay que mencionar a una recuperada Alicia Silverstone (que en su juventud prometía en "Batman & Robin"). El film fue uno de los más destacados en el pasado festival de Cannes aunque solamente obtuvo un premio al mejor guion de Lanthimos y E. Filippou ex aequo, compartió también el premio de la crítica en el festival de Sitges, ha sido candidato a mejor director, actor para Farrell y guion en los premios del cine europeo y etá nominado a los Independent Spirit a mejor actor secundario (Keoghan) y a la notable fotografía de T. Bakatatakis. En definitiva, este es un depurado y fascinante film, de los mejores de su director, quizás más redondo que en anterior "Langosta" (que flaqueaba un poco en su trama intermedio) y que gustará a los cinéfilos que quieran ver propuestas diferentes y arriesgadas como esta.

Valoración: 8

Lo mejor: no saber lo que va a pasar en la siguiente escena, la sensación de fatalidad del destino y la actuación de Keoghan.
Lo peor: que haya espectadores que no entren en el juego y crean que el cine de Lanthimos es un insulto a su inteligencia.



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