Después de “Vientos de agosto” y “Boi
neon”, Gabriel Mascaro ha coescrito y realizado este largometraje. En el Brasil
de 2027, donde las raves celebran el amor celestial y las consultas
espirituales se han convertido en norma, Joana mantiene su relación con Dios
como el aspecto más importante de su vida. Utiliza su trabajo como notaria para
que las parejas que soliciten el divorcio reconsideren su posición, además de
participar como miembro en un grupo poco convencional de religiosos que la ayudan
a mantener su matrimonio a flote. Aunque tanto ella como su marido tienen
problemas para lograr traer un niño al mundo, el esfuerzo que conlleva esta
tarea les acercará aún más a la gracia de Dios. Esta coproducción brasileña es
un asombroso drama distópico sobre la fe y la fina línea entre el Estado y
la Iglesia, que tiene una lograda
ambientación religiosa, aunque puede dar la sensación de ser un poco pedante. En el aspecto estético la película resulta
atractiva, destacando la fotografía a cargo de Diego García. El film se
presentó el año pasado en la sección oficial del festival de Sundance y de La
Habana y en la sección Panorama del festival de Berlín.
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