Años posteriores a la notable “Mandarinas” Zaza Urushadze ha coescrito y dirigido este largometraje de 2019. Cuenta la historia de dos niños, uno cristiano y uno judío, cuya amistad logra sobreponerse a los prejuicios, el odio y el paso del tiempo en la devastación de la Revolución Rusa y la Primera Guerra Mundial. Se trata de una coproducción ucraniana, un drama sobre la amistad en un contexto bélico que combina momentos duros y reales con otros oníricos. La película está realizada con elegancia, la puesta en escena es sencilla y destacan la fotografía y el buen trabajo de los niños protagonistas. Así pues, esta es una más que interesante grata sorpresa que se puede encontrar en salas.
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