En los últimos años el veterano director Stephen Frears ha realizado miniseries como la notable “Un escándalo muy inglés” y las dos entregas de “State of unión”. Frears ha vuelto a estrenar un largometraje después de “La reina Victoria y Abdul”. En 2012, después de haber estado más de 500 años perdidos, los restos de Ricardo III de Inglaterra fueron descubiertos bajo un parking de Leicester. Pese a la incomprensión de su familia y al escepticismo de los expertos, los esfuerzos de la historiadora amateur y aficionada Philippa Langley dieron sus frutos. Se centra en P. Langley, entusiasta de Ricardo, cuya pasión y empuje impulsaron el proyecto, a pesar de las objeciones y burlas de historiadores y académicos. La película es un aceptable drama ligero que habla de la búsqueda de la verdad de la protagonista a la que se le aparece la figura del rey en cuestión y reflexiona sobre cómo se puede santificar o demonizar sin un punto medio a las personas. La propuesta puede recordar un poco al notable film “Philomena” del director (de hecho está escrita por los mismos guionistas), carece de grandes pretensiones, resulta entretenida y hasta cierto punto entrañable aunque da la sensación de que falta tensión dramática. Está muy bien protagonizada por Sally Hawkins, una de las actrices que encarna a personajes más adorables, acompañada de Steve Coogan (también coguionista) y James Fleet (“Un espíritu burlón”. El film fue nominado al premio BIFA a mejor interpretación principal para Hawkins y se presentó en el pasado BCN film fest de este año.
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