De entre los estrenos
estadounidenses de la semana, tenemos este filme dirigido por Michael
Showalter, que cuenta la historia de una mujer, Doris, que después
de una vida pasando desapercibida, su vida da un giro cuando se
enamora de un guapo compañero de trabajo mucho más joven que ella.
Un seminario de autoayuda inspira a la protagonista a dar una
oportunidad al amor. Cuando Doris conoce a John, el nuevo director de
arte de su compañía, saltan chispas para ella y su primer encuentro
con el amor verdadero la convence de que los dos están hechos el uno
para el otro. Estamos ante una comedia a la que podemos incluir en el
grupo de filmes sobre personajes de edad muy avanzada, un tipo de
personajes que tendría que tener más presencia en el cine, ya que
una buena parte del público que acude al cine es gente mayor. El
filme habla con ciertos apuntes incisivos de temas laborales y
familiares, de la soledad de la gente que entra en la vejez y de cómo
la sociedad les ignora. No es muy divertida como comedia ni es una
gran película, pero por momentos transmite humanidad y, sobre todo,
está protagonizada por la ganadora de dos Oscar Sally Field, una
gran actriz que en los años setenta tuvo su etapa dorada y que en
los últimos años, quizás por edad como a muchas otras, quedó en
papeles secundarios, como el de esposa de Abraham Lincoln en el filme
de Spielberg, por el que fue nominada a premios importantes. Parecía
que en los últimos años solamente actrices como Meryl Streep, Judi
Dench y Helen Mirren tenían la oportunidad de protagonizar historias
pero quizás algo haya evolucionado, pues otras como Lily Tomlin o la
misma Sally Field pueden interpretar personajes interesantes.
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