Después de la precuela "Prometheus" de la obra maestra "Alien, el octavo pasajero" que inició la saga, Ridley Scott continua en esa línea temporal con esta nueva entrega en que rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil donde habita David, un sintético que ha tenido días mejores. Esta secuela de "Prometheus" es una cinta de fantasía y ciencia-ficción con elementos de terror que logra acercarse a lo que supuso ver "Alien" del año 1979 por primera vez. El filme está muy bien realizado, es eficaz, en el plano visual es excelente y esteticista y tiene un aire de serie B en cuanto a ideas con un punto de locura. Es una cinta que resulta inquietante, tiene criaturas mutantes y juega con el espectador. Después de las dudas que generó la anterior cinta de 2012 (que me gustó) sobre la continuación de la saga, el estreno que nos ocupa renueva la fe aunque tal vez los más exigentes no les convenza mucho por no ser original y sí un poco convencional. En cuanto al elenco actoral, es un acierto contar de nuevo con Michael Fassbender en un doble personaje, acompañado por la emergente y entregada Katherine Waterston ("Puro vicio", "Animales fantásticos y cómo encontrarlos"), a la que hay querido ver como la nueva Sigourney Weaver de joven. Además, el reparto incluye a Billy Crudup, Demian Bichir, Danny McBride ("Juerga hasta el fin"), Carmen Ejogo ("Born to be blue") y las participaciones de actores de la anterior cinta Noomi Rapace y Guy Pearce y James Franco. En definitiva, este es uno de los blockbusters más esperados del año que vale la pena verlo sobre todo para los seguidores de este tipo de género.
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