Otro film europeo y de autor, en este caso francés, que se ha estrenado está dirigido por un director muy poco conocido François-Jacques Ossang, que cuenta en su haber con cortometrajes como "Silencio" y largometrajes como "Doctor Chance". En plena noche, Magloire fuma un cigarrillo en una estación de tren abandonada cuando la policía se presenta para un chequeo de identidad. Empieza a correr sin equipaje y sin futuro hasta que conoce a un moribundo de quien hereda una fortuna. Posteriormente, Magloire es perseguido por una banda y, no teniendo nada que perder, se convierte no sólo en su rehén sino también en su cómplice. Este es un fascinante drama en forma de cine negro y toques de thriller que tiene referencias como el cine de Melville pero también logra ser personal, con una atmósfera misteriosa e imágenes sugerentes con una fotografía en blanco y negro de Simon Roca. La película tiene extraños giros, diálogos pomposos y está cerca del surrealismo pero lo que podría haber caído en el ridículo, resulta espléndido y singular en el buen sentido. Protagonizado por el actor Gaspard Ulliel, ya destaquemos el film en su paso por el festival de Locarno del año pasado y puede gustar a los más cinéfilos.
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