viernes, 21 de diciembre de 2018

Yuli * * *

El cine de temática social de Iciar Bollaín siempre me ha resultado interesante, con títulos destacados como “Te doy mis ojos” y “También la lluvia”. Después de “El olivo”, esta coproducción española explica la historia sobre el bailarín cubano Carlos Acosta, un viaje temporal a través de su vida, leyenda de la danza y primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet, originariamente escritos para blancos, en compañías como el Houston Ballet o Royal Ballet de Londres (donde ha sido primer bailarín durante más de 15 años). Cuenta desde su dura infancia hasta su madurez, etapa que será protagonizada por el propio bailarín, quien, pese a su éxito y reconocimiento internacional, nunca olvidó sus orígenes. Este es un aceptable drama biográfico que intenta evitar la trayectoria de la figura en cuestión de modo lineal como en el típico biopic al uso, habla de la superación personal de un hombre que triunfó en la danza pese a que no quería dedicarse a eso en su infancia y, en el fondo, trata de la historia de Cuba. El film intenta ser emotivo, es uno de los más accesibles de su directora, tiene un tono luminoso, escenas de danza rodadas con sensibilidad, y cabe señalar la fotografía de Álex Catalán y la música de Alberto Iglesias. Protagonizada por el mismo Carlos Acosta en su edad adulta, el film obtuvo el premio ex aequo a mejor guion (aunque resulta sobreexplicado) escrito por Paul Laverty en el pasado Zinemaldia, ha sido nominada al premio Feroz a mejor música original y cuenta con cinco candidaturas a los premios Goya a mejor guion adaptado, actor revelación para Acosta, música original, fotografía y sonido. 

 

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