Fuego
en Galicia
Oliver
Laxe es uno de los jóvenes cineastas españoles de cine de autor más
interesantes y sus tres films han sido premiados en el festival de
Cannes. En su tercer trabajo que nos ocupa, nadie espera a Amador
cuando sale de la cárcel tras cumplir condena por haber provocado un
incendio. Regresa a su casa, una aldea perdida de las montañas
lucenses, donde volverá a convivir con su madre, Benedicta, su perra
Luna y sus tres vacas. Sus vidas transcurren al ritmo sosegado de la
naturaleza, hasta que todo cambia cuando un fuego violento arrasa la
zona. Esta coproducción española es un notable drama rural,
estructurado con un inicio bello, una primera parte realizada de
manera parecida a un documental en que podemos observar la vida
cotidiana de los personajes principales y una parte final en que
nunca antes hemos podido ver en pantalla como aquí el fuego filmado.
Esta es una película contemplativa, con impresionantes paisajes
naturales, de ritmo pausado, con actuaciones naturalistas de un
reparto de actores no profesionales encabezado por Amador Arias como
el hermético pirómano y Benedicta Sánchez como su madre que
desprende humanidad. Además, destaca la música escogida con la
canción “Suzanne” de Leonard Cohen y la magnífica fotografía a
cargo de Mauro Herce (director de “Dead slow ahead”). Aunque el
cine de Laxe parece intemporal, esta es su propuesta más accesible,
hace una crítica a un tiempo actual en que se producen incendios
provocados para construir lugares turísticos y la falta de medios de
bomberos para apagarlos. El film ganó el premio del jurado en la
sección Un certain regard del festival de Cannes, se pudo ver en el
certamen de Toronto, pasó por la sección Perlas del festival de San
Sebastián y está en la selección oficial del festival de Mar de
Plata. Me alegro de que haya ido gente a verla en su paso por salas,
espero que sea reconocida en próximos premios y, sin duda, es el
mejor título del cine gallego de este año.
Valoración:
8
Lo
mejor: la fotografía de Mauro Herce de los bellos paisajes y el
fuego.
Lo
peor: que este tipo de cine no sea apto para impacientes.
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