viernes, 29 de julio de 2022

Lunana, un yak en la escuela * * * *


Estancia en un pueblecito butanés

Este es el debut escrito y dirigido por Pawo Choyning Dorji. Ugyen es un joven profesor en Bután, que elude sus deberes mientras planea ir a Australia para convertirse en cantante. Como reprimenda, sus superiores le envían a la escuela más remota del mundo, una aldea glacial del Himalaya llamada Lunana. Tras un agotador viaje, Ugyen llega a Lunana, donde se encuentra sin electricidad ni calefacción, en una escuela sin ventanas ni pizarra. Aunque pobres, los aldeanos dan una cálida bienvenida a su nuevo maestro, pero él se enfrenta a la abrumadora tarea de enseñar a los niños del pueblo sin ningún material. Desesperado, quiere abandonar y marcharse cuanto antes pero, poco a poco, se ve conquistado por la sencillez, bondad y ganas de aprender de los pequeños y sus familias.

La película butanesa es un notable y amable drama rural realizado con sencillez, modestia y sin sorpresas, rodado en la escuela más alejada que existe mediante placas solares, con actores no profesionales, hay canciones tradicionales, tiene buenos sentimientos y logra ser emotiva. La cinta nos propone un viaje a una tierra aislada, tiene bellos paisajes naturales, en el fondo habla de temas como el cuestionamiento de la figura del maestro y la importancia de la educación, la pertenencia a una comunidad, el hecho de perseguir o no los sueños y la dicotomía entre tradición y modernidad.

El film de 2019 se presentó el año pasado en los Oscar y fue descalificado pero este año ha conseguido la nominación a mejor largometraje internacional, ha puesto en el mapa a Bután y ojalá sirva para que se hagan más producciones en el país.

Valoración: 7'5

Lo mejor: descubrir un país y la relación entre el maestro y la delegada de clase.

Lo peor: verla como un panfleto turístico y con mensaje ultranacionalista.

 


En el desenlace, Ugyen deja Lunana con la llegada del invierno y se marcha a Australia para ser cantante. En un local hace una actuación pero nadie le escucha realmente hasta que canta una canción tradicional butanesa, ya que lleva a Lunana en el corazón.

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