En
Madrid un caluroso verano de 2011, en un contexto de crisis
económica, el movimiento 15-M y un millón y medio de peregrinos que
esperan la visita del Papa, los inspectores Velarde y Alfaro deben
encontrar cuanto antes y todo lo confidencial que sea posible a un
asesino en serie. Después de lo bien que funcionó "Stockholm"
Rodrigo Sorogoyen da un paso más allá y se adentra en el cine
'major' con este estupendo thriller policiaco, un género que en su
amplitud goza de muy buena salud en las producciones españolas. El
film, intenso y potente, tiene una puesta en escena desasosegante,
una atmósfera angustiosa y sabe combinar la tarea policial y las
características antitéticas de la pareja protagonista. Antonio de
la Torre interpreta con contención al inspector Velarde, un tipo
introvertido, en un registro similar al de su personaje en "Caníbal".
Por su parte, Roberto Álamo destaca más encarnando al inspector
Alfaro, un hombre visceral y que explota fácilmente, un papel que
seguramente le sitúa a ser finalista al Goya. Pero los dos tiene en
común que se dan cuenta en su misión a contrarreloj que se parecen
al asesino que quieren atrapar y son personajes sin salida. Están
bien acompañados por los actores Javier Pereira, Luis Zahera, josé
Luis García Pérez, Mónica López y María Ballesteros. Fue un poco
sorprendente que la película ganara en el festival de San Sebastián
el premio al mejor guión escrito por Isabel Peña y Rodrigo
Sorogoyen, ya que hacia el desenlace todo acaba demasiado bien atado
y hay una mirada que no favorece al papel de los personajes
femeninos. Tal vez el jurado del Zinemaldia quería premiar al filme
de alguna manera. Esto no quita que estemos ante unos de los mejores
thrillers españoles del año que demuestra que su director puede
llevar a buen puerto proyectos más pequeños o de más envergadura
como este, y el film es uno de los títulos a tener en cuenta de cara
a la próxima temporada de premios.
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