Uno de los estrenos de cine europeo más destacados de estas semanas es a cargo de la directora Ildikó Enyedi, que debutó con "Mi siglo XX" y cuya última película fue de 1999 "Simón, el mago". Este film cuenta la historia de María, una mujer que comienza a trabajar como supervisora en un matadero de Budapest, pero pronto comienzan a surgir cotilleos y rumores sobre ella. Durante el almuerzo opta siempre por sentarse sola, y es consciente de sus deberes y obligaciones, con un estricto apego a las normas. Su mundo se compone de cifras y datos impresos en su memoria desde la primera infancia. Endre, su jefe, es un tipo tranquilo. Ambos empezarán a conocerse lentamente. Almas gemelas, se sorprenderán de compartir los mismos sueños. Perplejos y asustados por este hecho, deciden aceptar esta extraña coincidencia e intentan recrear sus experiencias oníricas en la vida real; una tarea complicada, pues cuanto más lo intentan, más lejos parece estar de su alcance. A pesar de ello, sus torpes intentos derribarán sus propias barreras interiores para acabar unidos el uno al otro. La directora ha tardado muchos años en poder levantar un proyecto y el resultado ha valido mucho la pena porque estamos ante un excelente drama cuya premisa es increíble pero original y la historia de amor entre la pareja es más romántica cuanto más extraña es. Aunque tenga la apariencia de frialdad, este es un cálido y complejo film que presenta una sensibilidad especial sin caer en sentimentalismos baratos. Está bien interpretado por los actores Morcsányi Géza y Alexandra Borbély. Esta hermosa obra cinematográfica demuestra el estupendo estado del cine húngaro con títulos como el premiado "El hijo de Saul", se alzó con merecimiento con el Oso de oro en el festival de Berlín y es una fuerte candidata a trinfar en los premios del cine europeo con cuatro nominaciones a mejor película, dirección, guion y actriz.
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