La película española que se ha
estrenado esta semana ya la destaquemos en su paso por el Festival de
cine español de Málaga, donde bien podría haber obtenido algún
premio. Se trata de la ópera prima de Marc Crehuet, que adapta al
cine la obra de teatro que llevó por diferentes escenarios de
España. Todo comienza con una cena de reencuentro de dos amigas que
no se veían desde el colegio. Lidia (Betsy Túrnez) está en paro y
vive en un barrio extremo con David (Alain Hernández), un portero de
discoteca que convertido en policía antidisturbios. La joven admira
a Sandra (Ruth Llopis), una hipster que se fue del barrio y su
compañero, Nacho (Miki Esparbé) es un documentalista social que
sufre una depresión. La velada se ve enturbiada ya que David fue el
policía que dejó tuerto con una bala de goma a Nacho en una
manifestación. La película está ambientada en un único espacio,
por lo que tiene un marcado carácter teatral, que hace que se
sustente en dos pilares fundamentales, los diálogos y los
personajes, pero las convenciones del teatro parece que a veces no
casan bien en el cine. El director consigue crear una tensión que va
en aumento y una atmósfera que se va haciendo irrespirable para el
espectador. Esta es una comedia que resulta interesante al hablar de
las diferencias de clases e ideológicas después del 15M pero el
tratamiento es poco sutil. Además, los personajes se parecen un poco
a clichés, aunque están los cuatro muy bien interpretados, sobre
todo Miki Esparbé y, especialmente, Alain Hernández, actor no
destacado hasta este momento. Así pues, estamos ante una más que
digna propuesta; es una lástima que tenga algunas imperfecciones, ya
que podría haber sido una gran pequeña película.
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