Mohammad Rasoulof ganó el Oso de oro con su anterior largometraje “La vida de los demás” y tuvo que exiliarse de Irán tras ser encarcelado. En su último trabajo que ha escrito y dirigido, el juez de instrucción Iman se enfrenta a la paranoia en medio de los disturbios políticos de Teherán. Cuando su pistola desaparece, sospecha de su mujer y sus hijas, imponiendo medidas draconianas que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan. Esta coproducción iraní y alemana es un notable drama social con toques de intriga, un valiente alegato político contra la opresión y el ensañamiento a las mujeres de su país. La película tiene una primera parte modélica con un componente moral, cercana al cine de A. Farhadi pero la última parte resulta un poco rebuscada y usa una metáfora política muy obvia. Además, cabe decir que se nota un poco el metraje de más de dos horas y media de duración si bien mantiene la tensión y el interés hasta el final. El film fue el más galardonado de la sección oficial del pasado festival de Cannes al obtener el premio especial del jurado, el FIPRESCI y el premio del jurado ecuménico, así como recibió el premio del público a mejor largometraje europeo en el festival de San Sebastián. Además, este título fue nominado a los premios del cine europeo a mejor película, dirección y guion y está presente en la temporada de premios: ganó el premio a mejor dirección en la asociación de críticos de Los Angeles, el National Board of Review a mejor película de habla no inglesa, fue nominado a los Satellite awards a mejor guion original y película internacional y ha sido nominada a múltiples premios como los Critics choice awards, Globos de oro y BAFTA a mejor película de habla no inglesa y seguramente sea nominado al Oscar internacional por Alemania ya que no fue elegido por Irán.
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