Tras dirigir la miniserie “Un cuento perfecto”, Chloé Wallace ha dirigido su debut en el largometraje estrenado en cines. Reese Russell disfruta de la vida perfecta, pero todo se complica cuando comienzan a suceder una serie de sucesos extraños a su alrededor y empieza a recibir amenazas anónimas. Su padre, Bruce, debe buscarle un trabajo al joven criminal Eros Douglas, y decide encargarle la protección de su hija. Así, el temido Eros se convierte en el nuevo guardaespaldas de la inocente Reese. Ambos pertenecen a mundos muy diferentes, pero cuando están juntos sienten una química especial. ¿Habrá sido una buena idea juntarlos? La película es un mejorable thriller dramático juvenil que en general resulta genérico, es consciente de los clichés que usa y el romance entre la pareja parece apresurado y forzado. Los personajes principales son hipersexualizados, interpretados sin destacar por la debutante Eléa Rochera y Alberto Olmo (visto en “El agua”) y como secundario está Enrique Arce como el padre de la chica y Mirela Balic (“Beach house”). Así pues, la propuesta es un intento fallido de acercar al público más joven al cine español.
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