Otro título español estrenado en salas es la ópera prima coescrita y dirigida por el director de fotografía Aitor Echevarría que hace años realizó el cortometraje “Morir cada día” del que hace una continuación de la historia. Marga, una arquitecta de éxito, regresa a casa tras haber pasado dos meses internada en un centro de rehabilitación por un problema de adicción con el que su familia convivió en silencio durante años. Tras su llegada, Marga intentará rehacer su vida anterior mientras su hija menor Blanca, verá cómo la atención que vuelca sobre su madre afecta tanto a sus relaciones como a su sueño de ser bailarina profesional. Un año después, «el elefante» sigue tan enorme como siempre. Aunque por lo menos, ahora, todos pueden verlo. Este drama familiar sobre el alcoholismo tiene saltos temporales entre las secuencias y utiliza elipsis por lo que nunca vemos beber a la protagonista pero da la sensación que la trama se queda algo corta (de ahí el breve metraje). La película tiene una atmósfera tensa y hostil en la casa acristalada donde sucede la mayoría de las escenas. Los personajes más secundarios no están muy bien trazados aunque en general el reparto hace un buen trabajo formado por unas entregadas Emma Suárez como Marga, Natalia de Molina como Blanca (muestra dotes de bailarina) y Darío Grandinetti. El film estuvo en la sección oficial del pasado festival de Sevilla.
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