miércoles, 15 de enero de 2025

Cónclave * * * *

 


La duda interior en el Vaticano

  Hace unas semanas antes de Navidad se estrenó en cines el último largometraje dirigido por Edward Berger tras el éxito de “Sin novedad en el frente” que ganó cuatro premios Oscar. Esta vez el director se encarga de otra adaptación, la de la novela best-seller de Robert Harris que no he tenido tiempo de leer aunque es fácil de encontrar. Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Lawrence es designado como responsable para liderar uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo Papa. Cuando los líderes más poderosos de la Iglesia Católica se reúnen en los salones del Vaticano, Lawrence se ve atrapado dentro de una compleja conspiración a la vez que descubre un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia.

Esta coproducción británica es un notable thriller dramático con dosis de intriga que desde el minuto uno mantiene el interés en el espectador hasta el final. La película, dialogada y con silencios, más irónica de lo que pueda parecer, propone una especie de juego de ajedrez entre los cardenales que deben elegir al nuevo Papa, un hecho muy solemne que no es habitual de ver aunque los que hemos visto la serie “The Young Pope” y “The new Pope” nos puede resultar un poco más conocido. Dentro del recinto religioso observamos como si fuera un reality tipo “Survivor” o “Gran Hermano” un grupo de personas con sotanas cuyas actitudes o pensamientos son un reflejo de nuestra sociedad, por lo que realmente el entorno eclesiástico sirve como telón de fondo para hablar de relaciones humanas de poder, ambición o corrupción, así como apuntar cuestiones como el celibato en la Iglesia, el papel más bien invisible pero importante de las mujeres y el componente de la fe. Es curioso cómo la historia no habla propiamente dicho de la figura de Dios aunque lógicamente hay referencias a Cristo en las homilías. Quizás este es un factor que curiosamente ha contribuido a que la cinta haya sido bien recibida por el público en Internet o en redes. Creo que al público agnóstico o no creyente le puede gustar esta propuesta, así como al cristiano ya sea practicante o no. Cabe señalar la sobria puesta en escena que sabe aprovechar los espacios interiores (tengo entendido que el rodaje tuvo lugar en varias localizaciones), el uso de la música compuesta por Volker Bertelmann (oscarizado por el anterior trabajo del director) que acompaña al espectador en la constante tensión, la lograda fotografía a cargo de Stephane Fontaine con algunos bellos planos generales y el efectivo montaje.

Mención aparte merece el reparto de actores encabezado Ralph Fiennes, inmerso en su papel del decano Lawrence al que seguimos en sus dudas y pesquisas (en una de las mejores actuaciones de su carrera), Stanley Tucci como el compañero Bellini de tendencia más liberal, John Lithgow como un cardenal de reputación cuestionada, Sergio Castellitto como un cardenal de ideología más conservadora o de derechas, Isabella Rossellini como la atenta hermana Agnes y el debutante Carlos Diehz como el cardenal de Kabul.

“Cónclave” se presentó en la sección oficial del festival de Sebastián donde no fue premiado pero el filme ya apuntaba con aspiraciones en la temporada de premio: Fiennes fue nominado a mejor actor en los EFA, obtuvo ocho nominaciones a los Satellite awards, ganó el premio a mejor guion en los Globos de oro de seis nominaciones y ha logrado doce nominaciones a los premios BAFTA incluyendo mejor película. Además, es de uno de los títulos más fuertes en la carrera por el Oscar y parece favorito a poder llevarse el Oscar a mejor guion adaptado. De hecho, si no estuviera “Anora”, “Cónclave” sería una buena opción de consenso y quizás si se hubiera estrenado en los años noventa o a inicio de los dos mil hubiera tenido más posibilidades de triunfar.

Valoración: 7’5

Lo mejor: el elenco de intérpretes, en especial R. Fiennes y la tensión que genera.

Lo peor: tacharla de película efectista aunque tiene algo de eso.

 


 

Soy de los que opina que el uso insistente de la música parece imponer al espectador un estado de ánimo de alerta o inquietud en este caso pero no me molesta especialmente sino que ayuda a lograr el interés. Creo que está muy logrado el proceso que sigue el decano Lawrence que no quiere ser Papa, en un principio vota a su amigo Bellini pero llega un momento que lo hace a favor de él mismo para que no sea elegido un candidato peor.

Sobre la última parte hacia el desenlace, el giro de guion es tan sorprendente como quizás discutible (entiendo que para algunos sea delirante) aunque me parece acertado con el fin de hacer pensar al espectador en la cuestión de género dentro de la Iglesia Católica.

Por último, en un primer momento no entendí muy bien la última escena en que el personaje de Lawrence mira por la ventana a unas monjas pero a posteriori me parece un guiño irónico al origen del género del nuevo Papa Inocencio.

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