En la plataforma de Netflix se estrenaron a inicios de año títulos como la pasable comedia romántica italiana “La culpa no es mía”. El que nos concierne es el debut dirigido por Henrik Burman. Tim Bergling, un chico tímido e inseguro, creó de repente sin darse cuenta a uno de los artistas más queridos del mundo: Avicii. Este documental descubre a través de sus propias palabras cómo un prodigioso talento musical se convirtió en uno de los artistas más representativos de su generación. Relacionada con el mediometraje “Avicii: mi último show”, esta coproducción sueca de no ficción bien documentada ofrece una visión completa y respetuosa de la vida y el legado musical del joven compositor de música electrónica que se suicidó en el año 2018.
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