El guionista y cineasta Albert Serra después de “Pacifiction” ha presentado este largometraje estrenado en salas. Hace un retrato de una estrella del toreo en activo, Andrés Roca Rey, que permite reflexionar sobre la experiencia íntima del torero que asume el riesgo de enfrentarse al toro como un deber personal por respeto a la tradición y como un desafío estético. Este desafío crea una forma de belleza efímera a través de la confrontación material y violenta entre la racionalidad humana y la brutalidad del animal salvaje. Esta coproducción española es un singular documental que muestra la tauromaquia como nunca se había visto antes y puede crear descontento entre los que son taurinos y los que son animalistas (entre los que me incluyo) ya que no pretende convencer ni a unos ni a otros de esta actividad. Más allá de que personalmente nunca haya seguido una corrida de toros, ofrece una bella propuesta estética que destaca a nivel visual y sonoro. La película es violenta, muestra los ritos taurinos y en el fondo parece una composición abstracta sobre la muerte a la que se enfrentan los toreros. Esta era la primera vez que Serra presentaba un film en un festival español y salió por la puerta grande alzándose con la Concha de oro a mejor película, así como el premio Feroz Zinemaldia en el festival de San Sebastián del año pasado, siendo una de las obras que más dio que hablar en el certamen.
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