Habitualmente en su
filmografía, la directora danesa Susanne Bier ha planteado dilemas
morales en los miembros de la familia, ya sea cuando una supuesta
viuda se empareja con el hermano de su marido en "Hermanos"
o la postura difícil de un padre civilizado cuyo hijo es cómplice
de una revancha en la oscarizada "En un mundo mejor". En el
caso del estreno que nos ocupa, que formó parte de la sección
oficial del festival de San Sebastián del pasado año, encontramos a
dos amigos policías que intervienen en una pelea de una pareja de
yonquis y descubren a un bebé. Uno de los amigos, Andreas, con una
familia estable, debe hacer frente a su impotencia, mientras que
Simon, divorciado y ebrio, es el que tiene que equilibrar el bien y
el mal. La directora se toma en serio la película, que habla del
papel de la paternidad, y tiene momentos de tensión pero su
realización es convencional y resulta un drama con toques de
thriller un poco monótono. La labor de los actores es aceptable,
cuenta con el habitual del cine de Bier Ulrich Thomsen y el más
conocido comercialmente Nikolaj Coster-Waldau por la serie "Juego
de tronos" en un papel más dramático, pero eso no es
suficiente para que estemos ante una buena película. Aunque la
historia sea tremenda, la cinta cae en ciertos efectismos
innecesarios como mostrar a un bebé en mala situación. La segunda
cinta estadounidense de Bier "Serena" ya decepcionó ( no
así la primera "Cosas que perdimos en el fuego" con Hale
Berry y Benicio del Toro") y parecía que volver a hacer un film
de producción danesa sería lo más adecuado, pero se ha convertido
en el peor o uno de los menos conseguidos de la directora, lejos de
notables títulos, algunos anteriormente citados, como "Te
quiero para siempre", "Hermanos", "Después de la
boda" o "En un mundo mejor", con el que tocó el cielo
en materia de reconocimientos.
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