El
otro largometraje de no ficción español que se ha estrenado en este
fin de semana muy abultado en estrenos es la ópera prima de Gustavo
Sánchez, que le ha costado sacar adelante durante varios años,
haciendo viajes a USA. Así, en
Nueva York, con una cámara doméstica y sin guion, el director se
adentra durante diez años (2007-2017) en las vidas íntimas de
cuatro mujeres artistas y activistas transgénero de la subcultura
underground de la ciudad. Sus testimonios van desvelando poco a poco
retazos de su pasado, sus vivencias y sus luchas por una identidad
propia. Una serie de revelaciones llevará al espectador a
convertirse de intruso a cómplice de sus destinos. Producido por
J.A. Bayona, "I Hate New York" muestra otra cara de la
transexualidad: la de personas inconformistas y revolucionarias que
han luchado para enfrentarse a prejuicios o los han dejado a un lado,
que no se han asimilado a las imposiciones del sistema sino que han
creado uno propio y han construido su personalidad desde el activismo
artístico y la disrupción creativa. Este es un interesante y libre
film sobre el underground neoyorkino a través del retrato de cuatro
activistas transexuales que no fuerza su discurso sino que deja
aportar ideas para reflexionar. Este honesto trabajo de observación
tiene una duración ajustada, se presentó en la sección Made in
Spain del pasado festival de San Sebastián y es uno de los más
logrados documentales españoles que podemos ver estas semanas.
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