El
árbol de la familia
Después
de dos films de encargo como “Habitación en Roma” y “ma ma”
Julio Medem escribe y dirige su último largometraje. Marc
y Rebeca son una joven pareja que viaja hasta un antiguo caserío
vasco que perteneció a su familia. Allí escribirán la historia
común de sus raíces familiares, creando así un gran árbol
genealógico donde se cobijan relaciones de amor, desamor, sexo,
locura, celos e infidelidades, y bajo el que también yace una
historia repleta de secretos y tragedias. El director sigue fiel a su
estilo, dando importancia a elementos de la naturaleza como un gran
árbol y el mar, que le dio buenos resultados en los años noventa
con títulos como “Vacas” y “Tierra” en un ambicioso y
desbordante drama familiar que consigue que el espectador esté
atento a todo lo que sucede. Medem demuestra dominio en la narración
y el aspecto visual es atractivo. Puede
parecer que se anda por las ramas con varias subtramas sobre la mafia
rusa, por ejemplo, pero luego conocemos la importancia del personaje
de Olmo. En algún momento lo
poético se acerca al ridículo y se acentúa el estilo “peliculero”
o afectado del director. Hay que apuntar que este fresco hace un
recorrido por varias zonas de España, con diálogos en euskera y en
catalán, algo que encuentro acertado en estos tiempos. Cabe destacar
también el montaje ágil de Elena Ruiz que hace que las más de dos
horas de metraje no se hagan pesadas y la música compuesta por Lucas
Vidal. La película tiene un espectacular elenco de actores: Úrsula
Corberó como Rebeca (que en alguna ocasión recuerda a otras
actrices que trabajaron con Medem), Álvaro Cervantes como Marc,
Najwa Nimri, Patricia López Arnaiz (serie “La otra mirada”),
Daniel Grao, Joaquín Furriel, Maria Molins (“El bosque”), Emilio
Gutiérrez Caba, Luisa Gavasa, Josep Maria Pou y Ángela Molina. Así
pues, podemos decir que este es el trabajo más logrado del cineasta
vasco desde hace años y puede gustar a los seguidores de su estilo.
Valoración:
7,5
Lo
mejor: el atractivo reparto de actores.
Lo peor:
algún momento muy afectado.
La
secuencia en la que hay dos carreteras paralelas, se produce un
accidente automobilístico y se reencuentran los personajes de Marc y
Rebeca me ha recordado a otros films de Medem en que interviene el
destino.
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