A
través del espejo
Una
de las mejores cosas que le pasó al cine de autor español fue la
irrupción de Carlos Vermut, un director que tiene varias referencias
pero hace un cine hipnótico, enigmático y fascinante. Después del
reconocimiento obtenido por “Magical girl”, no lo tenía fácil
en su nueva película. Lila Cassen era la cantante española con más
éxito de los noventa hasta que desapareció misteriosamente de un
día para otro. Diez años después, su asistente Blanca prepara su
triunfal vuelta a los escenarios pero, poco antes de la esperada
fecha, Lila pierde la memoria al sufrir un accidente. Violeta vive
dominada por su conflictiva hija Marta. Cada noche escapa de su
realidad haciendo lo único que la hace feliz: imitar a Lila Cassen
en el karaoke donde trabaja. Un día Violeta recibe una fascinante
propuesta de Blanca: enseñar a Lila Cassen a volver a ser ella
misma.
Vermut
ha realizado un magnífico drama depurado y minimalista que a priori puede parecer que trata
de temas un poco superficiales como la fama, el éxito y el fenómeno
fan pero en su interior hay aspectos como la identidad, hasta qué
punto una persona puede utilizar a otra. Se emplean símbolos y
tienen importancia los colores. En el fondo, tenemos las vidas de dos
mujeres con un nombre que tiene el mismo significado que han corrido
paralelas hasta que en su encuentro se produce algo misterioso y
profundo. Se cuenta la relación entre Lila y su madre de manera
hablada en un monólogo y la de Violeta y su hija Marta en escenas
incómodas y crueles que recuerdan al anterior film del director. He
leído algún comentario sobre que esta subtrama resta valor a la
principal pero no me parece baladí y ayuda a entender mejor el
personaje de Violeta. Se nota que Vermut es un gran director de
actrices porque logra darles la vuelta en sus interpretaciones: Najwa
Nimri da vida a una amnésica cantante que intenta volverse a llenar
de sí misma, Eva Llorach interpreta a una madre sometida cuyo único
refugio son las canciones de Lila, Carme Elías como la abnegada
asistente de la cantante y Natalia de Molina es la hija bipolar de
Violeta. Además, hay que destacar la música de Alberto Iglesias,
canciones que interpreta el personaje de Violeta con la voz de Eva
Amaral y la fotografía de Eduard Grau.
El
film se preestrenó en el festival de Toronto, obtuvo el premio de la
crítica Feroz Zinemaldia en el festival de San Sebastián y espero
sea reconocida en la próxima temporada de premios, ya que sin duda
es una de las mejores películas españolas de 2018.
Valoración:
9
Lo
mejor: las actuaciones de las cuatro actrices.
Lo
peor: que no sea muy reconocida como merece.
La
película tiene escenas para el recuerdo como la pesadilla de Lila en
que su figura se funde en la pared, el momento en que intenta cantar
de perfil y acaba por gritar, así como la primera escena en que se
presenta el personaje de Marta y la última con su madre. Violeta iba
a desaparecer en el mar hasta la aparición de Blanca. Después de
ayudar a Lila, seguramente se siente culpable por la muerte de su
hija y decide terminar lo que pretendía hacer.
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