sábado, 12 de septiembre de 2020

Las niñas * * * *




Alzar la propia voz

Este es el aclamado debut en el largometraje de la guionista y directora zaragozana Pilar Palomero. En el año 1992, Celia, una niña de once años, vive con su madre y estudia en un colegio de monjas en Zaragoza. Brisa, una nueva compañera recién llegada de Barcelona, la empuja hacia una nueva etapa en su vida: la adolescencia. En este viaje, en la España de la Expo y de las Olimpiadas del 92, Celia descubre que la vida está hecha de muchas verdades y algunas mentiras.

Este es un excelente drama de iniciación sobre la educación y el paso a la adolescencia de unas niñas que serán las mujeres de hoy en día; en este sentido, habla de las consecuencias del paso del tiempo, de cómo puede afectar en unas niñas mensajes contradictorios de esa época como el peso de la educación y los nuevos aires de modernidad,  y está atento al universo femenino. Además, hace pensar en temas como la represión y Dios, y deja a la interpretación del espectador el origen paterno de Celia. Es una película que tiene un encanto especial,  transmite verosimilitud, está muy bien ambientada e interpretada, con un estupendo elenco encabezado por Andrea Fandós con magnetismo en la mirada ante la cámara (a la que descubrí en el cortometraje “La comulgante”) y Natalia de Molina (“Adiós”) como su madre en la ficción en un personaje a priori parecido al de en “Techo y comida”. Cabe apuntar que sobre todo tiene escenas de interiores y que el rodaje tuvo lugar en Aragón y en Cataluña (en un pueblo de Lleida).

El film se presentó en el pasado festival de Berlín en la sección Generation y fue el gran triunfador en el reciente festival de Málaga con la  Biznaga de oro a mejor largometraje, fotografía para Daniela Cajías y el premio Feroz de la Crítica. En un año un tanto incierto en el cine español, “Las niñas” es sin duda la mejor ópera prima de lo que va de año, tenía opciones de estar entre las preseleccionadas por la Academia española para los Oscar y espero que sea reconocida en próximos premios.

Valoración: 8

Lo mejor: Andrea Fandos  y la naturalidad que desprende el grupo de niñas..

Lo peor: que se vea simplemente como una historia cotidiana o doméstica. 

 


En la primera escena vemos los ensayos de un coro en un colegio de monjas en que unas pocas niñas, entre ellas Celia, no deben cantar sino solamente vocalizar como representación de la represión. Durante el transcurso de la película, la protagonista se pregunta sobre quién fue su padre y por qué no tiene relación con la familia de su madre. En su limitado mundo se mueve entre las normas del colegio religioso y una amiga que le abre a una etapa menos infantil. Finalmente, en la última escena, la madre asiste a la actuación del coro en que al principio Celia sólo vocaliza pero también canta imponiéndose a los dictados impuestos.

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