viernes, 15 de octubre de 2021

Madres paralelas * * * *

 


Las madres imperfectas de Almodóvar

El cine de Pedro Almodóvar siempre ha dado importancia a madres sufridas, problemáticas pero en esta es la primera vez que trata a una madre adolescente y quizás son más imperfectas de lo habitual. Después de centrarse sobre todo en una figura masculina en la sobresaliente “Dolor y gloria” y el notable cortometraje “La voz humana”, el guionista y cineasta manchego ha vuelto al cine sobre mujeres con este proyecto cuya idea empezó en la promoción de la oscarizada “Todo sobre mi madre” (de la que hay cierto parecido con la que nos ocupa) y el tema de la memoria histórica ya le interesó cuando la productora El Deseo se hizo cargo del documental “El silencio de otros”. Dos mujeres coinciden en una habitación de hospital donde van a dar a luz. Ambas están solteras y se quedaron embarazadas por accidente. Janis, de mediana edad, no se arrepiente y está exultante. La otra, Ana, una adolescente, está asustada, arrepentida y traumatizada. Janis intenta animarla mientras pasean por los pasillos del hospital. Las pocas palabras que intercambien en esas horas crearán un vínculo muy estrecho entre las dos, que por casualidad se desarrolla y se complica, afectando a sus vidas de forma decisiva.

Siguiendo el punto de inflexión que supuso la excelente y sobria “Julieta” (que no fue muy bien recibida  para algunos), este es un notable melodrama que habla de la soledad, la sororidad femenina y de tipos de madres. En general, en la filmografía de Amodóvar se puede ver cómo ha evolucionado España desde los años ochenta hasta el siglo XXI pero sus películas no tenían un fuerte aspecto social o político. En cambio, esta vez el director ha ido por el camino de la revisión de la memoria histórica y las fosas de fallecidos de la guerra civil de una manera un poco didáctica aunque el cine es una herramienta efectiva de transmisión y sobre todo al principio y al final de las dos horas de metraje que para nada se hacen pesadas. Hay una idea bonita que subyace en el largometraje sobre personajes que buscan a muertos del pasado pero también pueden engendrar una vida entre ellos.

En cuanto a la realización, esta no es una película con una estructura muy compleja como en “La mala educación”, “La piel que habito” o “Julieta” con muchos saltos temporales y flashbacks pero la trama sí es compleja en su conjunto, con algunas coincidencias o casualidades habituales y no faltan el ámbito y la jerga rural propio de su cine. Cabe destacar la labor de montaje, el estilo depurado, la música compuesta por el habitual Alberto Iglesias (menos sutil que en “Maixabel”, un film sobre la reconciliación también) y el uso sobre todo de escenas en interiores, que concuerda tal vez con la figura del director que sale poco a la calle.

Por lo que respecta al reparto, Penélope Cruz está magnífica como Janis, esa mujer que quiere ser una madre cuidadora, una superviviente que se enfrenta a un dilema moral: por un lado intenta encontrar la verdad sobre su pasado familiar, por el otro oculta algo en su vida privada; la joven Milena Smit (en un registro un poco monocorde) como Ana, una adolescente sobrepasada por las circunstancias que aprende a cuidar de su bebé y que es acogida por Janis, ambas con buena química juntas (de manera similar a como anteriormente en “Todo sobre mi madre” P. Cruz recibió la ayuda de Cecilia Roth); y la tercera madre es la de Aitana Sánchez Gijón (felizmente recuperada en el cine en un papel que la va como anillo al dedo) como Teresa, la madre de Ana que nunca tuvo instinto maternal y antepone ser actriz de teatro a cuidar de su familia. El único personaje masculino secundario es el de Israel Elejalde como Arturo, el antropólogo forense, y además cuenta con la participación de Rossy de Palma, Julieta Serrano, Adelfa Calvo, Ainhoa Santamaría (también en “Las leyes de la frontera”), Daniela Santiago, Carmen Flores, Julio Manrique y la aparición de la gimnasta olímpica Ana Peleteiro.

 

En definitiva, “Madres paralelas” es una cinta transparente, empática, con varios momentos que dejan con un nudo en el estómago. El film tuvo una postproducción rápida, inauguró la última Mostra de Venecia donde P. Cruz ganó la Copa Volpi a la mejor actriz y es una posible candidata a la temporada de premios española (pensaba que Blanca Portillo se llevaría el Goya pero tras ver la interpretación Cruz lo merece) y de Hollywood quizás como mejor protagonista y en guion original, aunque el largometraje no fue elegido por la Academia española para los Oscar.

Valoración: 8’5

Lo mejor: la gran actuación de Penélope Cruz y varias escenas emotivas de lágrima seca.

Lo peor: hay un giro inesperado en la trama que no queda bien resuelto.

 


En un momento dado en que el personaje de Ana cuida de la bebé de Janis, quizás una para tener cariño y no sentirse abandonada y la otra por la culpa de saber que la verdadera madre de Cecilia es Ana, tienen una relación íntima en que Ana parece tener más iniciativa y sentirse incluso celosa de la llamada de Salva. Sin embargo, después de dejar de vivir juntas y quedarse Ana con su hijita, cuando ambas se reencuentran en el pueblo donde se excava la fosa, no hay una conversación que aclare la relación entre ellas aunque no iba a ningún lado y Janis se ha quedado embarazada. Por último, como curiosidad, un amigo me ha contado que en la escena en que Janis y Arturo toman copas de vino en un local, el vino es de la comarca oscense del Somontano y Almodóvar no conocía esta variedad.  

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