El fin de semana pasado hubo algunos estrenos en la cartelera española. Uno de ellos es el coescrito y dirigido por el cineasta Zhang Yimou basado en una novela. Un convicto es enviado a un campo de trabajo en el desolado noroeste de China durante la Revolución Cultural del país. Utilizando su ingenio, y con el único fin de ver a su hija, quien ha sido filmada en una película, logra escapar y huye en dirección al cine de un pueblo cercano. Allí espera encontrar esa cinta de película y hacerse con ella. Sin embargo, en dicho lugar se cruza con una vagabunda desesperada por conseguir el mismo carrete de película y que logra robarlo. Curiosamente, este enigmático objeto, que ambos anhelan por motivos muy distintos, se convertirá en la raíz de una inesperada amistad. Esta coproducción china es un notable drama de época en los años sesenta y setenta que estaría dentro del grupo de films más intimistas del director como “Regreso a casa”, a diferencia del más épico y de acción como “Hero”. El que nos ocupa es un homenaje al cine como experiencia individual y colectiva, también redentora y tiene como referencia el inolvidable y premiado “Cinema paradiso”. La película destaca sobre todo por la fotografía, es bella aunque algo cursi. El film del año pasado no se pudo presentar en el festival de Berlín por supuestos problemas técnicos de la cinta pero realmente el gobierno chino la retuvo por cómo trata el tema de la Revolución cultural. Finalmente, inauguró el último festivalñ de San Sebastián y se puede disfrutar, como no, en salas de cine.
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