Se
estrena en la cartelera la tercera y última entrega de la trilogía
compuesta por "El hobbit", que viene a ser la antecesora en
tiempo de la de "El señor de los anillos". Como sucedió
en las dos anteriores, esta última parte adolece de ritmo narrativo,
ya que adaptan un sólo libro. La acción empieza justo donde terminó
la anterior "La desolación de Smaug" con la presencia del
furioso dragón y continua con otros peligros que culminan en la
batalla que libran enanos, hobbits, elfos, humanos y orcos, que es la
primera en la Tierra Media. Peter Jackson dice que esta entrega es de
la que está más satisfecho como director, pero lo cierto es que se
le nota un poco de cansancio. Persigue la épica y las secuencias de
acción están bien realizadas, pero son largas, si bien esta parte
es la que menos metraje tiene. Formal y visualmente potente (puede
lograr nominaciones técnicas al Oscar) cierra bien la trilogía que
sería la antesala de "El señor de los anillos" pero los
films de "El hobbit" no llegan a la grandeza de la
anterior. Este estreno es entretenido, tiene un aspecto oscuro
acertado que casa con la oscarizada trilogía, pero junto con la
primera "El hobbit: un viaje inesperad" no es una gran
película. Eso sí, gustará a los seguidores de los films y reúne a
actores de "El hobbit" como Martin Freeman, Luke Evans o
Evageline Lilly, con otros de "El señor de los anillos"
como Ian McKellen, Orlando Bloom, Christopher Lee y hasta la
presencia de Cate Blanchett.
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