Se ha estrenado esta semana uno de los films
más esperados y presente en el palmarés del festival de Cannes,
donde su director Xavier Dolan ha presentado casi todas sus películas
menos la anterior "Tom à la ferme" (2013) que ganó el
FIPRESCI en Venecia. Si ésta era una obra más oscura y con un toque
hichcockiano, ahora con "Mommy" vuelve a tratar el tema de
la relación complicada entre una madre y un hijo que es recurrente
en su pequeña filmografía.
Ya su sorprendente
ópera prima "Yo maté a mi madre" se centraba en la
difícil convivencia entre madre e hijo, que era el propio Dolan.
Luego en "Los amores imaginarios" y en "Laurence
Anyways" el vínculo con la madre tiene algo que ver en los
protagonistas. Pero su última obra, ganadora del premio del jurado
de Cannes junto con "Adiós al lenguaje" de Godard, es la
que por temática se parece más a su debut. Pero mientras en "Yo
maté a mi madre" el director alzaba su voz con rebeldía y de
manera confesional, en "Mommy" vemos una cierta evolución
hacia la madurez, en cuanto Dolan se pone del lado de los personajes
e intenta entenderlos. Anne Dorval, que ya fue la madre del director
quebequés en sus dos primeras películas, interpreta a una viuda que
decide cuidar de su hijo, que padece déficit de atención, si bien
está ambientada en un Canadá donde los padres pueden dejar a sus
hijos en el hospital. El adolescente conflictivo y rebelde es
Antoine-Olivier Pilon, quizás un alter ego del propio realizador.
Vemos cómo madre e hijo no tienen una relación fácil pero en el
fondo se quieren. La mujer conoce a su vecina (Suzánne Clément) le
pide ayuda y entre los tres se crea un estrecho vínculo. Clément ya
estuvo muy bien en "Laurence Anyways" y aquí de nuevo
demuestra su talento como actriz en un personaje que no habla pero
que lo dice todo. Dorval, Pilon y Clément hacen excelentes
interpretaciones, si duda uno de los puntales de la película.
Pero además observamos otras constantes del director
canadiense: una es la música pop que acompaña a los personajes como
del grupo Oasis, One Republic o Célne Dion. Una canción de la
cantante está en una escena de baile que muestra la relación entre
los tres personajes, cerca de lo cursi. También vemos colores
fuertes y vivos frente a un paisaje frío, al igual que en sus
anteriores películas. En cuanto al formato, en un primer momento
desconcertó en el festival de Cannes que en su mayor parte es en
formato casi cuadrado. Esta utilización va en consonancia con el
estado del protagonista, excepto en momentos en que la pantalla se
ensancha al formato más convencional.
Todos estos elementos componen
una obra singular, en la que Dolan demuestra de nuevo su voz propia
como director, desmedida pero que atrapa al espectador, como en sus
anteriores y buenas películas. Pero esta es mejor porque hay más
humanidad hacia los personajes, es más redonda y llega a emocionar.
Sin duda, uno de los títulos de este año, que gustará mucho a los
seguidores del director y del mejor cine de autor. Seleccionada por
Canadá para los Oscar como film de habla no inglesa, espero que esté presente en próximos
premios.
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