jueves, 11 de diciembre de 2014

Mommy * * * *

 Se ha estrenado esta semana uno de los films más esperados y presente en el palmarés del festival de Cannes, donde su director Xavier Dolan ha presentado casi todas sus películas menos la anterior "Tom à la ferme" (2013) que ganó el FIPRESCI en Venecia. Si ésta era una obra más oscura y con un toque hichcockiano, ahora con "Mommy" vuelve a tratar el tema de la relación complicada entre una madre y un hijo que es recurrente en su pequeña filmografía. 

 Ya su sorprendente ópera prima "Yo maté a mi madre" se centraba en la difícil convivencia entre madre e hijo, que era el propio Dolan. Luego en "Los amores imaginarios" y en "Laurence Anyways" el vínculo con la madre tiene algo que ver en los protagonistas. Pero su última obra, ganadora del premio del jurado de Cannes junto con "Adiós al lenguaje" de Godard, es la que por temática se parece más a su debut. Pero mientras en "Yo maté a mi madre" el director alzaba su voz con rebeldía y de manera confesional, en "Mommy" vemos una cierta evolución hacia la madurez, en cuanto Dolan se pone del lado de los personajes e intenta entenderlos. Anne Dorval, que ya fue la madre del director quebequés en sus dos primeras películas, interpreta a una viuda que decide cuidar de su hijo, que padece déficit de atención, si bien está ambientada en un Canadá donde los padres pueden dejar a sus hijos en el hospital. El adolescente conflictivo y rebelde es Antoine-Olivier Pilon, quizás un alter ego del propio realizador. Vemos cómo madre e hijo no tienen una relación fácil pero en el fondo se quieren. La mujer conoce a su vecina (Suzánne Clément) le pide ayuda y entre los tres se crea un estrecho vínculo. Clément ya estuvo muy bien en "Laurence Anyways" y aquí de nuevo demuestra su talento como actriz en un personaje que no habla pero que lo dice todo. Dorval, Pilon y Clément hacen excelentes interpretaciones, si duda uno de los puntales de la película.

Pero además observamos otras constantes del director canadiense: una es la música pop que acompaña a los personajes como del grupo Oasis, One Republic o Célne Dion. Una canción de la cantante está en una escena de baile que muestra la relación entre los tres personajes, cerca de lo cursi. También vemos colores fuertes y vivos frente a un paisaje frío, al igual que en sus anteriores películas. En cuanto al formato, en un primer momento desconcertó en el festival de Cannes que en su mayor parte es en formato casi cuadrado. Esta utilización va en consonancia con el estado del protagonista, excepto en momentos en que la pantalla se ensancha al formato más convencional. 
Todos estos elementos componen una obra singular, en la que Dolan demuestra de nuevo su voz propia como director, desmedida pero que atrapa al espectador, como en sus anteriores y buenas películas. Pero esta es mejor porque hay más humanidad hacia los personajes, es más redonda y llega a emocionar. Sin duda, uno de los títulos de este año, que gustará mucho a los seguidores del director y del mejor cine de autor. Seleccionada por Canadá para los Oscar como film de habla no inglesa, espero que esté presente en próximos premios. 


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