No tenía puestas muchas esperanzas en
este thriller francés realizado por Cédric Jimenez pero es mejor de
lo que pensaba a priori. Ambientada en los años setenta, cuenta la
historia de un magistrado que se traslada a Marsella para colaborar
en el objetivo en contra del crimen organizado: desactivar la llamada
French Connection, una operación mafiosa que exporta heroína a todo
el mundo. Sin atender a las advertencias, el magistrado Pierre
capitanea la lucha contra G. Zampa, el padrino. La película tiene
como referente el cine de intriga americano con títulos como la
oscarizada precisamente "The French Connection" de W.
Friedkin, (aunque si se compara con ésta no llega a su altura),
aunque también tiene una atmósfera cercana al clásico polar
francés. Las escenas de acción son potentes y la trama es compleja
y bien ligada, en que los personajes se van construyendo a través de
los ojos del espectador, no vienen ya prefabricados. En este sentido,
cabe mencionar la labor de los actores, sobre todo la pareja
antagonista formada por Jean Dujardin (en su mejor papel tras ganar
el Oscar por "The artist") y Gilles Lellouche. Sin embargo,
a medida que avanza la película, va por tramas secundarias menos
interesantes y el desenlace es mejorable. Eso sí, nunca pierde el
buen ritmo a pesar de ser algo larga de metraje, por lo que resulta
entretenida y gustará a los seguidores del thriller de acción.
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