Después de ganar el Goya al mejor
cortometraje documental por "Una historia para los Modlin",
Sergio Oksman dirige este filme que mezcla documental y ficción que
cuenta el encuentro entre el padre del director y el propio Oksman en
Sao Paulo, con motivo del mundial de fútbol. La relación entre
padre e hijo nunca ha sido muy estrecha. Oksman realiza una película
desde cierta distancia, el espectador es testigo del encuentro
algunas veces como si estuviera en el asiento trasero del coche en el
que van los protagonistas y a veces estera que ocurra algo
importante, como así ocurre, por fatalidades del destino. Este es un
filme inteligente, sin sentimentalismos, que estuvo presente en
festivales como el de Locarno, Mar de Plata y Sevilla, en el cual ya
le pusimos el ojo. Un título que hubiera merecido ser candidato a
los Goya.
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