Uno de los estrenos españoles más
interesantes de estas semanas es el debut en el largometraje de Juan
Miguel del Castillo, que trata un tema social como pocas veces vemos
en España. Localizada en Jerez de la Frontera en 2012, en plena
crisis económica, cuenta la historia de Rocío, una joven madre
soltera que vive con su hijo en un piso pero no puede pagar el
alquiler desde hace meses, por lo que el dueño la amenaza con
echarla. Ella no recibe ninguna ayuda, vende en el top manda y
realiza algún trabajo casual. El director no cae en tremendismos,
algo en lo que podría haber caído y la realiza con honestidad. La
película es dura y se sustenta sobre todo en la fuerza y verismo que
aporta la protagonista. Natalia de Molina hace su mejor
interpretación de momento después de ganar hace dos años el Goya
revelación por "Vivir no es fácil con los ojos cerrados".
La actriz tiene escenas potentes con su hijo en la ficción, que está
muy bien y tiene un buen acento jerezano (ella es almeriense). Están
bien acompañados por la actriz Mariana Cordero, que es un apunte de
luz y de apoyo ante la difícil situación que vive su vecina. Las
dos bien merecen estar nominadas a los Goya, sobre todo la
protagonista Natalia de Molina (que de momento ganó en Málaga y
está nominada a los premios Feroz), así como el director. Esta es
una recomendable cinta que presenta un drama social que a veces no
queremos ver pero que desgraciadamente existe y que debería estar
más en el cine español.
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