Meses después de que llegase a las
salas "The program" se estrena ahora una nueva película de
Stephen Frears. Ambientada en Nueva York en 1940, el filme cuenta la
historia real de una heredera de la alta sociedad que persiguió su
sueño de convertirse en una gran cantante de ópera. Ella pensaba
que su voz era bonita pero para todos era horrible. Su marido y
mánager, St. Clair Bayfield, un aristocrático actor inglés, quería
proteger de la verdad a su amada Florence. Cuando la mujer decide dar
un concierto en el Carnegie Hall, el hombre debe enfrentarse a un
desafío. El argumento de esta comedia biográfica es el mismo que el
de la película francesa "Marguerite", que se estrenó hace
meses y que está protagonizada por una excelente Catherine Frot que
se llevó el premio César. El filme que nos ocupa de Frears no está
tan bien logrado como el anterior pero es un buen entretenimiento
ligero que habla de las apariencias de la sociedad y de perseguir un
sueño y llegar al éxito pero sin ser muy crítico. El mayor reclamo
de la cinta es la avasalladora actuación de Meryl Streep como
Florence Foster, que le podría valer una nominación al Globo de oro
en la categoría de comedia. Está bien acompañada por Hugh Grant,
un actor del que no soy seguidor pero que está bien en su patético
personaje, que hizo que no estuviera en la tercera entrega de
"Bridget Jones" que está en los cines. Esta propuesta
puede gustar sobre todo a los fans de Meryl Streep y de Hugh Grant.
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