El director de series italianas importantes
como "Roma criminal" y "Gomorra" dirigió en 2015
este filme que ahora se estrena en salas españolas en el que el
director vuelve a tratar el tema de la mafia y el crimen en Italia.
En esta ocasión se centra en una Roma llena de políticos,
malhechores, figuras de las instituciones, eclesiásticos y mafiosos
que, en lugar de verse perjudicados por los escándalos de
corrupción, aumentan exponencialmente. Un gran proyecto inmobiliario
que llenará de cemento la periferia de la ciudad y que podría
convertir la costa en un complejo urbanístico parecido a Las Vegas,
sirve de trasfondo para contar la historia de un político y el hijo
de un constructor sin escrúpulos. Samurai, un viejo jefe de la
mafia, tiene el apoyo de la mayoría de bandas del crimen organizado
que hay en la localidad de Ostia. Por sorpresa, esto no es suficiente
para lograr su objetivo final y su proyecto se transforma en una
batalla entre políticos, mafiosos y eclesiásticos. Este es un
contundente y ambicioso thriller que, según el director, refleja el
final de una era, de un mundo político y criminal que se está
convirtiendo en otra cosa. Tiene una atmósfera de bajos fondos bien
conseguida, un buen ritmo y una atractiva puesta en escena, aunque
los personajes son un poco estereotipados, ya que los políticos son
corruptos, hay muchos mafiosos y las mujeres son prostitutas o novias
de mafiosos. Es un filme potente en el apartado visual y cuenta con
notables actores como Pierfrancesco Favino y Elio Germano (visto en
"La nostra vita", por ejemplo). La película obtuvo cinco
nominaciones a los premios David di Donatello, entre ellas al mejor
actor secundario Alessandro Borghi. Así pues, esta es una de las
recientes películas italianas más interesantes que podemos ver en
el cine.
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