Un
largometraje que se ha estrenado esta semana está dirigido por
Olivier Masset-Depasse, responsable de “Illegal”y el telefilm “El
santuario”. En el que nos ocupa, Alice
y Céline son dos amigas que tienen una relación especial. Viven con
sus familias en los suburbios bruselenses de los sesenta, en dos
idénticas casas adosadas de clase media. Han transmitido su vínculo
a sus hijos de ocho años, Théo y Maxime, que han crecido juntos y
son como hermanos. Sus maridos también comparten una complicidad
similar, y las dos familias prácticamente viven como si fueran una
sola. Pero un día, llega la tragedia cuando Maxime muere en un
accidente que Alice presencia pero no puede evitar. Céline acusa a
Alice de no ser capaz de salvar a su hijo, y su actitud cambia por
completo. Su relación, antes tan perfecta, comienza a desmoronarse,
y Alice tiene miedo de que su amiga trate de vengarse. Con un no muy
acertado título traducido al español más propio de un telefilm,
este es un entretenido drama belga con toques de thriller, un
ejercicio de estilo un poco impostado, atemporal, que cuenta con una
buena ambientación y hasta el final no se sabe la verdad. El film
habla de temas como los celos, el confort burgués y el papel de las
mujeres en una sociedad sostenida por códigos masculinos. Está muy
bien interpretado por las actrices Veerle Baetens (vista en “Alabama
Monroe” y “El veredicto”) y Anne Coesens (en el citado film del
director “Illegal” y en “No es mi tipo”).
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