En
el último fin de semana de julio hay bastantes estrenos. Uno de
ellos es el debut en el largometraje de Hiroshi Okuyama que ha
escrito y dirigido. Yura es un niño cuya familia deja Tokio para
irse a vivir con su abuela a una nevada zona rural. Allí ha de
integrarse en su nuevo colegio, un centro cristiano. Al principio le
sorprende que a él y a sus compañeros de clase se les llame a
rezar, pero poco a poco se adapta a su nuevo entorno. Un día, en
medio de la oración, ve cómo se le aparece un pequeño Jesús. Cada
deseo que Yura pide a Jesús se convierte en realidad y comienza a
tener fe en el poder del Señor. Este es un drama japonés con toques
de humor surrealista, una curiosa e inescrutable fábula sobre la fe,
que cuenta con un buen trabajo de los dos niños principales. El film
es una pequeña joyita que no debería pasar desapercibida, que fue
galardonada el año pasado con el premio Nuevos realizadores en el
festival de San Sebastián.
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