jueves, 1 de agosto de 2019

La (des)educación de Cameron Post * * *



En un centro de reorientación sexual

Después de debutar con “Una chica de Brooklyn (Appropiate behaviour”) y de ser una de las creadoras y dirigir la serie “The bisexual”), Desiree Akhavan ha coescrito y dirigido esta adaptación de la novela de Emily M. Danforth en que una joven es obligada por su familia a asistir a un centro de terapia para reorientar la sexualidad de jóvenes homosexuales después de un encuentro con otra chica. Con un argumento parecido a “Identidad borrada” también del año pasado, este es un aceptable drama estadounidense de iniciación sobrio que nos adentra durante casi toda la película en un centro de reconversión de homosexuales que desgraciadamente no queda tan lejos en el tiempo (de hecho, el film tiene lugar ha principios de los noventa) y todavía es vigente. La puesta en escena es bastante realista sin grandes alardes, las canciones son importantes y la realización es fluida pero hacia la mitad del metraje parece estancarse antes del desenlace. Cuenta con un estupendo elenco de actores encabezado por Chloë Grace Moretz como la chica del título, en su mejor interpretación hasta la fecha; a partir de 2016 tras títulos como “Suspiria” y “La viuda” está en una etapa interesante como actriz. La acompañan los jóvenes Sasha Lane, la revelación de “American honey” y Forrest Goodluck (visto en “El renacido”), y los adultos John Gallagher Jr. (en “Calle Cloverfield 10” y este año en “The best of enemies”) y Jennifer Ehle (“Vox lux”) como los responsables del centro. Aunque la película no es muy punzante y profunda en el tema que trata, sí que deja el mensaje de que no hay que odiar ser uno mismo y la directora muestra cariño a los personajes. El film ganó el premio a mejor película en el festival de Sundance de 2018, obtuvo la Espiga de plata ex aequo en la Seminci de Valladolid y Grace Moretz hubiera merecido ser reconocida en la pasada temporada de premios.

Valoración: 7

Lo mejor: el asunto que trata y la actuación de Chloë Grace Moretz.

Lo peor: no profundiza más en las consecuencias de estar en un centro de reconversión.

 

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