El tríptico femenino de Hamaguchi
El guionista y director Ryusuke Hamaguchi tiene una filmografía a descubrir con títulos como “Passion”, “Happy hour”, “Heaven is still far away” y “Asako I y II”. El que nos ocupa presenta tres historias impulsadas por el azar y la imaginación en las vidas de los personajes femeninos que trazan las trayectorias entre sus elecciones y arrepentimientos. Está contada a través de tres pasajes distintos en torno a un tema común, las relaciones femeninas de mujeres de Japón: un triángulo amoroso inesperado entre dos chicas y un hombre, una trampa de seducción fallida entre una joven y un profesor y un encuentro que resulta de un malentendido entre dos mujeres. La película japonesa es un notable drama que consigue aunar en un mismo tono y estilo tres historias diferentes, de las que me gustaron sobretodo la primera y la tercera y dejan con una sonrisa al espectador. La fantasía del título no hace referencia a un mundo extraory dejan con una sonrisa al espectador. dinario sino a esos momentos en la vida en que imaginamos lo que pudo haber sido pero no sucede y que está presente en los tres relatos. Tiene un estilo cercano al de Hong sang soo, con planos largos y sencillos, diálogos constantes y complejos y en algún momento un zoom. La cinta está bien interpretada sobretodo por las actrices: Kotoe Furukawa como Meiko en la primera historia, y Fusako Urabe como Moka y Aoba Kawai como Nana en la tercera. El film ganó el gran premio del jurado en el pasado festival de Berlín, estuvo en la sección Perlas en el festival de San Sebastián y junto con “Drive my car” que también se ha presentado este año, demuestra que Hamaguchi está en una etapa de auge como uno de los directores japoneses más interesantes del cine actual.
Valoración: 7’5
Lo mejor: el tono uniforme que perdura en las tres historias.
Lo peor: que sea muy dialogada puede distraer al espectador.
Cabe señalar el último relato en que a partir de un malentendido de una mujer que cree haberse encontrado con un antiguo amor, y luego una simulación de identidad, se crea una complicidad emotiva y se llega a la verdad.
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