Años después de “No hay dos sin tres” Nick Cassavetes ha escrito y dirigido este largometraje estadounidense que demuestra que se ha alejado del estilo de su padre. Después de que su exmujer sea asesinada y su hija sea secuestrada por una insidiosa secta satánica, el detective adjunto Bob Hightower decide tomar cartas en el asunto personalmente ante la ineficacia de la fallida investigación oficial. Bob abandona el cuerpo de policía, se hace tatuajes y se infiltra en la secta para encontrar a su hija. Su única ayuda consiste en el renegado social conocido como The Ferryman y Case Hardin, una joven tan dañada como brillante y la única víctima femenina que ha conseguido escapar de la secta. Juntos se adentran en la boca del lobo para salvar a la hija de Bob mientras que Case trata de aprovechar la oportunidad para empoderarse y pasar página de una vez por todas de la secta y de su carismático líder maníaco Cyrus que tanto le arrebataron. La película tiene dos montajes con duraciones diferentes. El original de 156 minutos y uno más reducido, de 120 minutos, para su estreno comercial en algunos países. Esta adaptación del libro de Boston Teran es un más bien torpe thriller de acción violento, árido y crudo que intenta combinar el aspecto criminal y el familiar aunque sin sutileza. Lo más atractivo es el reparto de actores formado por Nicolaj Coster-Waldau, Maika Monroe, Jamie Foxx y January Jones.
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