Otra
ópera prima española que se ha estrenado en cines es la realizada
por Denis Rovira van Boekholt, casi diez años después del
cortometraje “El grifo”. Es curioso que las adaptaciones de obras
literarias de Ramsey Campbell hayan sido films españolas: “Los sin
nombre” de Jaume Balagueró, “El segundo nombre” de Paco Plaza
(también fueron sus óperas primas) y la que nos ocupa, con Michel
Gaztambide (“No habrá paz para los malvados”) como uno de los
guionistas. Alicia
regresa a la siniestra mansión de la que huyó siendo una niña -un
hogar que nunca ha albergado infancias felices-, convertida ahora en
una joven madre de familia. Acompañada por su marido y su hija Nora,
de nueve años, Alicia busca rehacer su vida mientras se ve obligada
a enfrentarse a un pasado que creía enterrado y a un cuerpo que se
resiste a morir: el de Victoria, la posesiva matriarca de la familia,
quien ha caído en un coma profundo y sobrevive conectada a una
máquina, y por la que la pequeña Nora comienza a sentir una
fascinación malsana. Esta es una cinta de terror rodada en Asturias
con una factura técnica aceptable y una atmósfera maligna en
algunos momentos bien lograda. Sin embargo, el guion no explica bien
lo planteado, hay estallidos de música (compuesta por Arnau
Bataller) con volumen alto en los sustos y el resultado del conjunto
es previsible. El film está bien interpretado por Manuela Vallés
como Alicia, Maggie Civantos como su hermana, Emma Suárez como la
extraña madre en un papel de villana en el que la actriz sigue una
línea de papeles poco habituales en su carrera tras “70
binladens”. Además, cuenta con un poco aprovechado Alain
Hernández, la niña Claudia Pacer (vista en “Verónica” y
“Alegría tristeza”, y Mariana Cordero (vista recientemente en
“Animales sin collar”). Así pues, es una lástima que esta
impostada propuesta de género no esté al nivel, cuando en los
últimos años hay contados títulos españoles de este tipo, así
que el cine español de terror ha tenido tiempos mejores.
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