Carlos
Reygadas cuenta en su haber con una filmografía en que destacan
títulos como “Japón”, “Luz silenciosa” y “Post tenebras
lux”, galardonados en el festival de Cannes. Seis años después de
su anterior film, dirigió el que nos ocupa que se ha podido estrenar
en salas españolas. En
una ganadería de toros bravos en el campo sobrio de Tlaxcala vive
una bella familia cosmopolita; en cada rincón de este planeta se
siente agonizar el mundo viejo, aunque los niños, las visitas
frecuentes y la tecnología de la comunicación contraponen con
modernidad la existencia diaria. Esther lleva el rancho con poder y
gracia; Juan, escritor reconocido, se da a la crianza de las bestias.
Cuando Esther se enamora de otro hombre, Juan parece incapaz de
cumplir las expectativas que de sí mismo tiene. Esta coproducción
mexicana es un notable drama psicológico rodado en formato
panorámico, en sintonía con los vastos paisajes naturales, sobre la
arrogancia viril derrotada, el machismo, la pasión amorosa y la
crisis de madurez del cineasta. La pareja protagonista está formada
por el mismo Reygadas y su esposa en la vida real, la montadora
Natalia López, además de contar con sus hijos. La película es
íntima, con lirismo visual y quizás más transparente que otros
títulos del director, pero también un poco autoindulgente y el
metraje de casi tres horas es excesivo. El film se presentó el año
pasado en la sección oficial de la Mostra de Venecia y ha obtenido
cinco nominaciones a los premios Ariel incluyendo mejor película,
director, guion original, fotografía y sonido, aunque no ha sido
premiada. Esta interesante propuesta puede gustar a los más
cinéfilos y a los seguidores del cine de Reygadas, uno de los más
destacados del cine de autor mexicano.
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