La
memoria y el sueño
Después
de la prometedora “Kaili blues”, Bi Gan ha dirigido este film
cuyo estreno en España estaba previsto para finales de abril pero se
ha pospuesto hasta mediados de junio para no hacerlo coincidir con
otro título chino “La ceniza es el blanco más puro”. El
argumento es sencillo: Luo Hongwu es un hombre que regresa a Kaili,
su ciudad natal, de la que huyó hace varios años. Comienza la
búsqueda de la mujer que amaba, y a quien nunca ha podido olvidar.
Ella dijo que su nombre era Wan Quiwen. Este es un drama con toques
de intriga y de film 'noir' que combina lo real y lo onírico, es más
importante el aspecto formal, la plasticidad visual que la trama. La
película se puede dividir en dos partes: puede decirse que la
primera abarca la memoria, que comprende el presente y el pasado,
mientras que la segunda pertenece a lo soñado, consta de un plano
secuencia de unos cuarenta y cinco minutos memorable, con un uso
justificado de la imagen en 3D que corresponde a partir del momento
en que el protagonista entra en un cine a ver una obra que se titula
precisamente “Largo viaje hacia la noche”. En este tipo de
película en que prima lo sensorial al guion, el director consigue
que el espectador se cuestione las imágenes que ve y transmite
aquello que llamamos “la magia del cine”. Además, el concepto
del tiempo también es importante, parece diluirse durante el
metraje, introduciendo elementos como la manzana, habla de lo efímero
asociado a una bengala y lo eterno al reloj. Presentada en la sección
Un certain regard del festival de Cannes del año pasado, esta
propuesta es una experiencia cinematográfica singular e hipnótica,
una excelente demostración de que la cosecha del cine chino de 2018
junto con los trabajos de directores como Jia Zhang Ke ha sido
magnífica.
Valoración:
9
Lo
mejor: seguir a los personajes en el magnífico plano secuencia.
Lo
peor: que cause rechazo por no entenderse bien aspectos narrativos.
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