Un
film europeo que se ha estrenado en salas españolas es el último
dirigido por Ken Loach, ganador de dos Palmas de oro en el festival
de Cannes por “El viento que agita la cebada” y su anterior
trabajo “Yo, Daniel Blake”, y responsable de títulos destacados
como “Agenda oculta”, “Tierra y libertad” y “Felices
dieciséis”, entre otros. En el que nos ocupa, Ricky y su familia
han estado peleando para salir adelante económicamente desde la
crisis de 2008. Un día se presenta una nueva oportunidad cuando
aparece una brillante furgoneta antigua, ofreciendo a la familia la
posibilidad de crear su propio negocio. Sin embargo, la tarea no será
fácil, especialmente debido al trabajo de su mujer como cuidadora.
Aunque los lazos de la familia son muy fuertes, pronto aparecerán
las primeras fisuras. Este es un notable drama social británico
sobre los abusos que sufre la clase obrera por culpa del capitalismo,
un tema recurrente en su filmografía, que en esta ocasión resulta
creíble aunque con excesos en el desenlace. La película tiene una
realización directa, transparente, sin sutilezas aunque también un
poco maniquea y quizás esta sea la manera para que cale más hondo
su mensaje, ya que este tipo de cine es necesario. El film está bien
interpretado por Kris Hitchen y Debbie Honeywood, se presentó en la
sección oficial del pasado festival de Cannes, recibió el premio
del público a mejor largometraje europeo en el festival de San
Sebastián, es candidato a mejor actor y guion en los premios BIFA
del cine independiente británico y es posible que sea reconocida en
los premios del cine europeo. Así pues, quizás estamos ante una de
las mejores obras de Loach de este siglo XXI.
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