Benito
Zambrano cuenta en su filmografía con pocos largometrajes durante
veinte años como “Solas”, “Habana Blues” y “La voz
dormida”. Este año ha estrenado su último trabajo, adaptación de
la novela de Jesús Carrasco en que Zambrano es uno de los
guionistas. Un
niño que ha escapado de su pueblo escucha los gritos de los hombres
que le buscan. Lo que queda ante él es una llanura infinita y árida
que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente del infierno
del que huye. Ante el acecho de sus perseguidores al servicio del
capataz del pueblo, sus pasos se cruzarán con los de un pastor que
le ofrece protección y, a partir de ese momento, ya nada será igual
para ninguno de los dos. La película es un drama con toques de
western y thriller, una especie de road-movie o viaje iniciático de
un niño. Rodada en la provincia de Granada, el director ha sabido
captar el paisaje seco y árido sin recurrir a drones con la ayuda
del notable director de fotografía Pau Esteve Birba y también hay
que destacar la banda sonora compuesta por Mikel Salas. Aunque cae en
algunos esquematismos, cuenta con buenos actores como Luis Tosar como
el pastor, Luis Callejo como el villano, el niño Jaime López y
Vicente Romero. El film se encargó de inaugurar la última edición
de la Seminci de Valladolid y tiene alguna posibilidad de entrar en
las nominaciones a los premios Goya.
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