Después del notable film “Fue la mano de Dios” el coguionista y cineasta Paolo Sorrentino ha realizado este largometraje que ofrece una carta de amor a ese Nápoles que ríe, hechiza y enamora, que nos hace viajar por presenta el largo viaje de la vida de Parthenope, desde su nacimiento en 1950 hasta hoy. Una epopeya femenina desprovista de heroísmo pero rebosante de una pasión inexorable por la libertad, Nápoles y los rostros del amor, todos esos amores verdaderos, inútiles e indecibles. El perfecto verano de Capri, el desenfado de la juventud, que acaba en emboscada. Y luego todos los demás: los napolitanos, hombres y mujeres, observados y amados, desilusionados y vitales, sus olas de melancolía, sus ironías trágicas y sus miradas abatidas. La vida, ordinaria o memorable, sabe ser muy larga. El paso del tiempo ofrece un vasto repertorio de emociones. Y ahí al fondo, tan cerca y tan lejos, está Nápoles, esa ciudad inefable que hechiza, encanta, grita, ríe y siempre sabe cómo hacerte daño. La vida de esta mujer sin prejuicios y adelantada a su tiempo es un viaje bellísimo, caótico y fascinante mientras descubre y aprende el oficio de vivir, en un entorno tan puritano como opresor. Esta coproducción italiana sigue la línea del anterior largometraje de Sorrentino, el director profundiza en su ciudad natal e intenta captar la esencia de la belleza napolitana y la fascinación por la juventud femenina con un tono poético. Sin embargo, esta vez la puesta en escena resulta ensimismada y la imaginería decadente aunque hay planos muy bellos. La cinta está protagonizada por la debutante Celeste Dalla Porta que quizás no está a la altura y el reparto está formado por Gary Oldman, Stefania Sandrelli, Luisa Ranieri (estuvo en el citado título anterior) y Silvio Orlando. El film se presentó en la sección oficial del pasado festival de Cannes, en la sección Perlas del certamen de San Sebastián y tiene opciones de ser nominado a los premios David di Donatello.
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