Después de “Winnie the Pooh: miel y sangre” Rhys Frake-Waterfield ha coescrito y dirigido esta secuela estrenada en cines. En lo más profundo del Bosque de los Cien Acres, crece una furia destructiva cuando Winnie-the-Pooh, Piglet, Owl y Tigger ven peligrar su hogar y sus vidas después de que Christopher Robin revelara su existencia. No queriendo seguir viviendo en la sombra, el grupo decide llevar la lucha al pueblo de Ashdown, hogar de Christopher Robin, dejando un sangriento rastro de muerte y caos a su paso. Winnie y sus salvajes amigos demostrarán a todo el mundo que son más peligrosos, más fuertes y más listos de lo que nadie podría imaginar y conseguirán vengarse de Christopher Robin, de una vez por todas. La película británica es un slasher mejor que el anterior en cuanto a medios y la historia. Intenta un contraste entre el imaginario infantil y la brutalidad de sus eventos para hablar de la pérdida de la inocencia pero la ausencia de humor y que se toma demasiado en serio llega a perjudicar el resultado y queda a la sombra si se compara con las entregas de “Terrifier” cuando hace poco se estrenó la tercera. Veremos si la tercera entrega que se estrenará el año que viene sigue en línea ascendente o no.
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