Después de varios títulos como “La arquera” y producciones televisivas como dirigir la serie “Outer Banks” Valerie Weiss ha realizado este largometraje. En la víspera del año 2000, Beverly Moody, una desgarbada huérfana de doce años, descubre un casete roto en el que sus padres adolescentes grabaron canciones que les gustaban. Beverly se ha criado con su abuela Gail, quien también fue madre adolescente y a la que le resulta doloroso hablar de su difunta hija. Para Beverly, la cinta supone una oportunidad de conocer algo mejor a sus padres, y se propone encontrar todas esas canciones. Por el camino, se hace amiga de su peculiar vecina, Ellen; de Nicky, una chica dura e intimidante; y de Anti, el propietario de una tienda de discos declarado ‘antitodo’, que posee la clave para localizar las canciones... y para forjar un nuevo vínculo entre Gail y Beverly. La película estadounidense es una interesante comedia dramática familiar que tiene buenas intenciones, canciones potentes y puede ser emotiva. Sin embargo, la historia es un poco predecible y los personajes no están muy desarrollados. Cabe destacar la actuación de la joven Gemma Brooke Allen como la protagonjista Beverly, acompañada de Julie Bowen como su abuela Gail. La propuesta está disponible desde inicios de este mes en Netflix.
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