Este título que fue novedad en alquiler a finales del pasado enero es el primer largometraje de ficción coescrito y dirigido por Alexander J. Farrell después de dos documentales. Tras una serie de extraños sucesos que la llevan a cuestionarse la vida aislada de su familia en un recinto fortificado en lo profundo de la selva inglesa, Willow, de diez años, sigue a sus padres en una de sus excursiones secretas nocturnas al corazón del antiguo bosque. Pero al ver a su padre sufrir una terrible transformación, ella también se ve atrapada por el oscuro secreto ancestral que han intentado ocultar tan desesperadamente. La película británica es un pasable thriller dramático con referencias góticas sobre la maldición sobrenatural hereditaria de una familia. La propuesta intenta ofrecer una nueva visión de los hombres lobos, tiene una labor de maquillaje aceptable, unos logrados efectos visuales y un reparto masculino encabezado por Kit Harington peor que el femenino con Ashleigh Cummings (“Miss Fisher and the Crypt of Tears”). Cabe decir que este film obtuvo críticas irregulares y parece que ha sido más bien mal recibida por los espectadores, quizás porque puede decepcionar a los que esperen uno de terror al uso.
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