En la plataforma de Netflix hay bastantes estrenos a principios de febrero por San Valentín. Uno de ellos es el debut dirigido por Kristoffer Rus. Una joven privilegiada disfruta de las olas, el sol y la pasión mientras vive su primer amor con un desenfadado monitor de kitesurf en un complejo turístico junto al mar. La película polaca es una pésima comedia romántica que resulta predecible y se hace un poco larga. No es recomendable ni siquiera para los fans del subgénero.
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